Un cartel es una puerta

Hace unas semanas, nos contactó un cliente para poner en marcha su presencia online y para mejorar su volumen de clientes. Se trata en un establecimiento de ocio con opción a celebraciones y eventos infantiles, como cumpleaños.

Hasta el momento, habían diseñado ellos mismos las imágenes que iban a compartir, pegaban anuncios en algunos establecimientos de su barrio y compartían la información en sus perfiles personales de redes sociales. Ellos mismos eran sus propios referenciadores, y no bastaba. Todos conocemos algún caso así, y es mucho más frecuente de lo que parece.

Visitamos su local y vimos que estaba muy bien situado, limpio y con luz natural del exterior, algo muy importante para la clientela y también para las imágenes que pueden compartirse en las redes sociales. Tenían un logotipo antiguo, pero que servía para hacerse reconocibles, de manera que lo mantuvimos, actualizando el diseño y vectorizándolo para hacer un uso más eficiente. Ahora en cada cartel aparecería el logotipo junto a los datos de contacto y dirección.

El siguiente paso fue abrir perfiles en las principales redes sociales en las que se encuentra el público potencial, usando aquel logotipo como avatar, aunque de momento la fuente principal de visitas fuese el boca-oreja y la cartelería por la zona, con carteles más específicos y dirigidos al público que les interesaba. Ya tenían nombre en Internet, imagen reconocible y podían empezar a generar impactos en las redes sociales, también con imágenes de los carteles físicos, en los que aparecía por primera vez su nombre de usuario en redes.

Un cartel es más que una imagen: es una puerta

Unas semanas después de aquel primer contacto, empezaron a recibir feedback en las redes a través de consultas de precios, horarios y alguna reserva. Estaban generando atención con tan solo una poca actividad en redes, así que les aconsejamos renovar la cartelería interna del local y facilitar que los clientes compartiesen en las redes fotografías de los platos, de los eventos, y les etiquetasen en sus publicaciones. El boca-oreja pasaba del offline al online, y los referenciadores dejaban de ser los propios dueños del local para que fuesen los propios clientes. Este efecto multiplicador sirvió para conseguir aumentar en volumen de seguidores y de reservas en pocos meses (otoño-invierno de 2023).

Actualmente están pensando en crear una web sencilla, apenas una landing page donde ofrecer imágenes del local, enlaces a redes sociales, y datos de contacto. Lo que empezó mejorando la imagen y la cartelería, terminó siendo un activador del negocio, y estamos muy contentos de seguir colaborando a través de una estrategia de comunicación ajustada a las necesidades.